Si estás aprendiendo contabilidad o gestionas las finanzas de un negocio, seguro te has topado con uno de los procesos más importantes de año fiscal: el asiento de cierre contabilidad. Y no, no es tan complicado como parece, pero sí es clave para dejar todo en orden antes de arrancar un nuevo ejercicio. En este artículo te explicamos de forma clara y directa qué es, para qué sirve, qué cuentas se cierran y cómo se realiza este asiento paso a paso. ¡Vamos al lío!
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Índice de contenidos
¿Qué es y para qué sirve el asiento de cierre contabilidad?
El asiento de cierre en contabilidad es el registro contable que se realiza al finalizar el ejercicio económico de una empresa, con el objetivo de saldar (cerrar) todas la cuentas temporales y dejar listas las cuentas del balance para el siguiente período. Es, por así decirlo, el punto final al año contable: se dejan las cuentas a cero y se resume el resultado del ejercicio (pérdidas o ganancias).
¿Para qué sirve exactamente? Muy simple: para obtener una imagen fiel del estado financiero de la empresa al cierre del ejercicio y cumplir con las obligaciones fiscales. Además, facilita el arranque contable del nuevo año, ya que permite comenzar con una base limpia, sin arrastrar cifras que ya no corresponden al nuevo período. En definitiva, al asiento de cierre aporta orden, claridad y legalidad a la contabilidad.
¿Qué cuentas se cierran en los asientos de cierre?
En el asiento de cierre contabilidad, no todas las cuentas se tocan. Solo se cierran las cuentas temporales o cuentas de gestión, aquellas que acumulan información solo durante el ejercicio y que deben reiniciarse cada año.
Estas son las cuentas que se cierran:
- Cuentas de ingresos: ventas, ingresos financieros, ingresos extraordinarios, etc.
- Cuentas de gastos: compras, sueldos, suministros, amortizaciones, etc.
- Cuentas de variación de existencias, si corresponde.
- Cuentas de regularización, que reflejan ajustes de fin de ejercicio.
- Cuenta de pérdidas y ganancias: recoge el resultado final del ejercicio tras sumar ingresos y restar gastos.
Las cuentas del balance (activo, pasivo y patrimonio neto) no se cierran, ya que continúan vigentes en el nuevo ejercicio.
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¿Cómo se realiza el asiento de cierre en contabilidad?
Hacer el asiento de cierre contabilidad requiere atención y orden, pero si sigues estos pasos, lo tendrás bajo control. Aquí te dejamos una guía práctica en 5 pasos para realizarlo correctamente.
Regulariza los ingresos y gastos
Comienza trasladando todos los saldos de las cuentas de ingresos y gastos a la cuenta de pérdidas y ganancias. Esto te permitirá conocer el resultado del ejercicio (beneficio o pérdida). Por ejemplo, si tienes una cuenta de “ventas”, la abonas y haces el cargo en la cuenta de “pérdidas y ganancias”.
Calcula el resultado del ejercicio
Una vez agrupados los ingresos y gastos en la cuenta de pérdidas y ganancias, calcula el saldo restante. Si es positivo, hablamos de beneficio; si es negativo, es una pérdida. Este resultado se traspasa a la cuenta de patrimonio neto, generalmente “resultados del ejercicio”.
Cierra la cuenta de pérdidas y ganancias
La cuenta de pérdidas y ganancias debe quedar saldada. Para ello, se traspasa el saldo a la cuenta de “resultados del ejercicio”, que forma parte del patrimonio neto. Este paso es clave para cerrar correctamente las cuentas de gestión.
Cierra todas las cuentas temporales
Ahora que ya conoces el resultado, ve cerrando una a una todas las cuentas de ingresos y gastos, dejando su saldo a cero. Asegúrate de no dejar ninguna cuenta de gestión sin cerrar, ya que esto afectaría al balance final.
Revisa y valida el balance final
Una vez hecho todo lo anterior, el balance final debe reflejar únicamente cuentas reales: activos, pasivos y patrimonios. Es decir, lo que la empresa tiene, debe y le pertenece. Si hay coherencia en los saldos, ¡has hecho un buen cierre contable!