La pregunta qué es el finiquito aparece con frecuencia cuando se termina una relación labora, ya sea por despido, renuncia o fin de contrato. Seguro que has escuchado este término en más de una ocasión, pero no siempre queda claro qué incluye, cuándo corresponde o cuánto tiempo tiene la empresa para pagarlo. En este artículo vamos a despejar todas esas dudas con un lenguaje directo, sencillo y cercano, para que tengas claro cómo funciona y no te quedes con la incertidumbre.

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¿Qué es el finiquito?

El finiquito es un documento legal que refleja las cantidades económicas que la empresa debe pagarte al finalizar tu relación laboral. En él se incluyen conceptos como los días trabajados del último mes, las vacaciones no disfrutadas,  las pagas extraordinarias pendientes y cualquier otro pago que tengas derecho a recibir.

En pocas palabras: es el resumen económico de todo lo que la empresa aún te debe cuando terminas tu contrato. No importa si el motivo es una renuncia voluntaria, un despido o la finalización de un contrato temporal. En todos los casos, el finiquito actúa como una liquidación que debe pagarse de manera justa y dentro de los plazos legales.

¿Cuándo me corresponde finiquito?

El finiquito te corresponde siempre que tu contrato laboral llegue a su fin, sin importar el motivo. Da igual si decides renunciar, si la empresa decide despedirte o si tu contrato temporal simplemente termina.

Eso sí, hay una diferencia importante: el finiquito no es lo mismo que la indemnización. El finiquito siempre se cobra porque es tu derecho; la indemnización depende del tipo de despido y no siempre aplica. Por eso es fundamental que revises bien tu documento para asegurarte de que incluya todos los conceptos que te corresponden. Además, la firma del finiquito no significa que necesariamente estés de acuerdo con el motivo del despido. Solo certifica que has recibido los pagos que te corresponden.

¿Cuánto tiempo tiene la empresa para pagar el finiquito?

La ley establece que el pago del debe hacerse de manera inmediata al finalizar la relación laboral, es decir, el mismo día en que se extingue el contacto. Sin embargo, en la práctica, muchas empresas suelen tardar generalmente, hasta un máximo de unos 10-15 días.

Si la empresa se retrasa en el pago o no cumple con sus obligaciones, puedes reclamar tu finiquito por vía judicial. Además, recuerda que no estás obligado a firmar en el momento si no estás de acuerdo con las cantidades. Siempre puedes solicitar una copia, revisarla con calma o incluso consultar a un abogado laboralista antes de aceptar.

¿Qué es lo que se paga en el finiquito?

El finiquito incluye todos los distintos conceptos económicos que la empresa todavía te debe hasta el último día de tu relación laboral. Generalmente, incluye lo siguiente:

  • Salario pendiente de pago. Que comprende los días trabajados en el mes de tu salida que aún no has cobrado.
  • Vacaciones no disfrutadas. Si no llegaste a usarlas, la empresa debe abonártelas en efectivo.
  • Pagas extraordinarias proporcionales. Si tu contrato incluía pagas extra, te corresponde la parte proporcional acumulada.
  • Horas extras. Si realizaste horas extraordinarias y no fueron pagadas, se incluyen en el finiquito.
  • Indemnización por despido. En caso de que aplique según el tipo de despido (disciplinario, objetivo o improcedente).

¿Cómo se calcula el finiquito?

El cálculo puede parecer complicado, pero en realidad consiste en sumar todas las cantidades pendientes que hemos visto antes. Para hacerlo, la empresa toma como base tu salario mensual y divide entre 30 días para obtener el salario diario. Luego multiplica este importe por los días trabajados pendientes de pago, los días de vacaciones no disfrutados y la parte proporcional de las pagas extraordinarias.

Por ejemplo, si tu salario mensual es de 1.500€ y has trabajado 10 días del mes en curso, te corresponderían 500€ de salario pendiente (1.500 / 30 x 10). A esto habría que sumarle las vacaciones no disfrutadas y las pagas extra correspondientes. El resultado final será tu finiquito.

Eso sí, cada caso puede variar en función de las condiciones de tu contrato y del convenio colectivo aplicable. Por eso, lo más recomendable es que siempre revises los cálculos y, si tienes dudas, consultes con un/a asesor/a laboral para asegurarte de que todo está correcto antes de firmar.

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